martes, 13 de enero de 2009

BALANCE

Tengo casi 23 años, pero aún conservo la esencia de cuando era tán solo una niña.

Recuerdo que de pequeña todo me parecía lo suficientemente bueno y lo suficientemente increible como para poder despertar en mí la más profunda admiración. Hasta el pájaro más vulgar se convertía en el ser más maravilloso. Y esque era una niña llena de sueños por realizar, de ilusione spor descubrir y de historias que contar.

Pasa el tiempo y todos, unos más y otros menos, cambiamos. Y no me refiero a cambiar físicamente, que está claro que todos lo hacemos, sino a un cambio mucho más profundo, yo lo llamaría "EL CAMBIO".
Un día, tranquilamente caminas hacia casa, y miras a tu alrededor; pero tus ojos no son los mismos que en anteriores ocasiones. Esta vez, la mirada es abierta, sincera y totalmente involuntaria. Es una de esas situaciones que nunca sabemos cómo se van a presentar, pero un día de repente, llegan.
En esa vista a tu alrededor te das cuenta de que tu vida, no es como tu la habías soñado. Nada de lo que haces te llena y te sientes obsoleta. Como un libro descatalogado, que pese a tener pocos años de vida, ya no sabe como hacer disfrutar a los demás de su contenido. Y así me sentía yo: cansada, aburrida, vacía y sobre todo muy desconforme.

Yo era una persona dificil, pero a la vez especial. Me encantaba valorar las cosas pequeñas, aunque de un tiempo a esta parte, hasta eso se había perdido. Pero sobre todo y ante todo, ¡Era muy tozuda! ¿Cómo iba apermitir que a los 21 mi vida se viera tan....gris? ¿Iba a ser capaz de ignorar lo que me rodeaba, simplemente por miedo a no saber afrontar una nueva realidad? Por supuesto que no. Esto tenía que cambiar ¡Vaya si tenía que cambiar! y sin pensarlo me puse manos a la obra.

Lleguér a casa y todo empezó a ser distinto. Dejé todo aquello y a todos aquellos que me impedían realizarme como persona. Que me amarraban a una realidad que no era la mía y que me obligaban a vivir de una manera y no a mi manera.
He de reconocer que al principio no fue fácil, sobre todo, porque había cosas y sobre todo personas en mi vida, que llevaban mucho tiempo formando parte de ella, y cambiar esa rutina, no es, precisamente, un camino de rosas.

Fueron pasando los meses y había incluso situaciones que se complicaban más de lo que yo había pensado...pero peser a ello, ya nada era igual. Ahora el aire de la calle, me parecía más fresco. Las gentes, mucho más amables y el mundo mucho más feliz y bonito (auqneu en el fondo éste seguía tan mal como siempre).
Empecé a sentirme yo misma y empecé a descubrir aspectos duros de la vida, que duelen mucho, pero que te enseñan a crecer como persona. A ser más maduro.
Hace unos meses no hubiera sido capaz de decir esto, pero soy FELIZ. Sí, como lo oyes, ahora soy FELIZ y no quiero cambiar esta situación por nada del mundo.
No hay quien me frene. Hago lo que quiero, cuando quiero y como quiero. Y lucho a diario por conseguir mi sueño, me encanta soñar y no hay nada mejor que conseguir que eso que tanto esperas, de repente aparezca.

Es cierto que soy jóven y que todavía me queda mucho por vivir y precisamente por eso, no voy a dejar escapar ninguna oportunidad que se me presente, por muy complica o subrrealista que ésta pueda parecer.
Soy libre, soy luchadora, soy feliz, soy simplemente YO.